viernes, 22 de octubre de 2010

El destino incordia

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Gilbert Garcin
Le choix décisif, 2006
(Foto : Gilbert Garcin)


"Alrededor de la misteriosa muerte del magnate canadiense Boy Staunton se teje la trama de esta novela. La narración corre a cargo de Dunstan Ramsay, amigo desde la infancia de Staunton, quien al intentar aclarar las circunstancias de su muerte no tendrá más remedio que enfrentarse al relato de su propia vida. Desde el principio de la historia, Ramsay ejerce una influencia mística y no del todo inocua en cuantos le rodean: acciones en apariencia inocentes –una pelea con bolas de nieve o el aprendizaje de trucos de cartas– se revelarán como acontecimientos decisivos en las vidas de otros.

El quinto en discordia es una muestra de la maestría de Davies para la novela: su erudición le permite tratar los temas más diversos –el circo, el santoral, la primera guerra mundial, o la vida en un internado– con una naturalidad asombrosa; y su imaginación teatral logra cautivar al lector desde el inicio. La primera novela de la Trilogía Deptford, la más aclamada de Davies, se alza como la historia de un hombre racional que descubre en lo mágico un aspecto más de lo real.

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Robertson Davies
(Foto: Harry Palmer)

Robertson Davies (1913-1995) murió siendo un escritor mundialmente famoso y uno de los autores canadienses más importantes. Nacido en la región de Ontario, se educó en distintas instituciones de su país y Europa. Tras licenciarse en Literatura en Oxford, trabajó como actor en la Old Vic Repertory Company, donde conoció a la que más tarde sería su esposa. En 1940 regresa a Canadá para dedicarse con éxito al periodismo y a escribir comedias; su columna humorística, firmada con el seudónimo de Samuel Marchbanks, tuvo un éxito inmediato y algunas de sus obras de teatro –que él mismo produjo– fueron muy aclamadas. A comienzos de los años cincuenta publica la primera de sus once novelas, organizadas en trilogías, que lo harían mundialmente famoso: la Trilogía Salterton; la Trilogía Deptford: El quinto en discordia (1970), Mantícora (1972) y El mundo de los prodigios (1975); la Trilogía de Cornish: Ángeles rebeldes (1981), Lo que arraiga en el hueso (1985) y The Lyre of Orpheus (1988); y la inacabada Trilogía de Toronto. En los años sesenta abandonará progresivamente el periodismo y comenzará a enseñar literatura en la Universidad de Toronto, actividad que compaginará con la escritura hasta su jubilación.
Además de novelas, Davies es autor de una treintena de libros entre cuentos, obras de teatro, crítica literaria y recopilaciones de artículos."*


miércoles, 20 de octubre de 2010

Honorato, ¿miramos la tele un rato?

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Je vous parrrrrrrle d'un temps que les moins de vingt ans ne peuvent pas connaîtrrrrrrre ... La bohème, la bohème... Sonaba la voz de Charles Aznavourrrrrr en el tocadiscos mientras iba llegando la Sartén Littéraire al salón de Madamme d' Insonrible. En la cocina, alboroto con los últimos preparativos de la comida. En una habitación contigua, Kira concentrada terminando de leer el libro a su ritmo maratoniano. La bohème, la bohème... Nous ne mangions qu'un jourrrrrr surrrrrrrr deux... nada más alejado a nuestra realidad: pastel de verduras, escalopes de pollo al roquefort, patés, quesos, brazos de gitano con chocolate caliente, magdalenas de Cup&Cake, vino francés.... Desde luego, nada de pasar hambre en La Sartén. Primero se come y después, ya en los cafés y licores, vamos a por la tertulia, esta vez sobre Las ilusiones perdidas de Honoré de Balzac.

En la foto, Red velvet, una magdalena riquísima y nada bohemia.

Ne me quitte pas, je peux pas oublié... ahora cantaba Edith Piaf. Las ilusiones perdidas se hizo un poco pesada, pero gustó y a nadie se le ocurrió abandonar la lectura, aunque más de uno declaró sin rubor que pasó la guillotine en algún que otro capítulo... Flotaba en el ambiente el orgullo y el placer de haber leído a uno de los grandes clásicos franceses. La trama - puro folletín, apuntó Julián- sostiene una novela densa, desbordante de información: mil datos, nombres y detalles... ese realismo enciclopédico que en su época (de la que retrata usos y costumbres) y por entregas, debía hacerse mucho más ligero de digerir.
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V.Cornis
La fabrique CAMOIN de la rue d’Aubagne, 1861

(Se usó para la cubierta de la edición de bolsilo francesa)
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Con algo de relleno para alargar la trama y para llegar a todo tipo de público: del interesado sólo en la crónica rosa entre los amoríos y vestidos de lujo, al que se interesaba más o igual por el funcionamiento de un molino papelero, de una imprenta, la economía regional o los entresijos del mundo editorial. Así lo expuso Insonrible, aunque Samedimanche no estaba tan de acuerdo... ya que sus admirados Charles Dickens , Wilkie Collins y otras anglo-momias del XIX trabajaban por entregas y leídos de un tirón se hacen mucho más amenos. Honorato era así, no lo podía evitar, trabajador incansable, tenia cuerda para rato y... ¡ muchas deudas que pagar! Balzac, recordó Insonrible, abrió varios periódicos que fracasaron estrepitosamente y le arruinaron varias veces. Tuvo que encerrarse para desaparecer (como David en la novela) y escribir mucho para devolver hasta el último céntimo. Closeau recordó que Gerard Depardieu protagonizó el biopic sobre la vida de Balzac y que también el pobre Depardieu va dando bandazos en su vida personal, como cuando su hijo paseó todas las miserias familiares por los journal de Patrice de las teles de Francia ...


Balzac, Honoré de. Il·lusions perdudes.
Barcelona: Proa, 2008.
(A tot vent; 503). 584 p.
ISBN: 9788484374756

Mais mort ou vif, Je reste négatif... la voz de cazalla de Benjamin Biolay susurraba de fondo. Honoré de Balzac no deja títere con cabeza. Vaya panda de indeseables desfilan por la novela. Nadie cogió mucho apego por alguno. Empezando por Lucien de Rubempré, ese poeta ubersexual, joven inexperto en todo, ambicioso y arrogante, afectado de vergüenza ajena por el arte de escribir, dandy provinciano sensible y amanerado (algo de tomate filo-gay entrevió Julián en esa relación con David, el íntimo amigo, como un hermano... Y no hablemos ya de esa relación de secretario y esclavo sumiso del cura español... ). Su círculo familiar (Éve, David, la madre) de tan asquerosamente buenos, son tontos. El padre de David, la avaricia personificada, al que encontramos una bis cómica muy de agradecer. Como también la tiene Louise de Bargeton, patética en ese ansia por quitarse de encima en París a la provinciana que lleva dentro, por aparentar ser más joven, o en dárselas de intelectual... En el mundo de la literatura, el periodismo y el teatro del XIX francés, queda claro que si no tenías un buen enchufe, no llegabas demasiado lejos (y los tiempos no han cambiado demasiado...). Balzac recrea toda una galería de arquetipos con los que se despacha a gusto sobre la juventud, el amor, la fe, el honor, la ambición, la envidia, la falsedad, la amistad, el perdón, la culpa, la decepción, la fama, las apariencias, el interés, la corrupción, el amiguismo, la justicia, la diferencia de clases, el chantaje, la conspiración, el sacrificio, el talento, la venganza, la muerte, el destino, la perversión... contra algunas situaciones que probablemente le tocaron vivir. Las ilusiones perdidas no son únicamente las del desdichado Lucien. Balzac era muy dado a sentenciar con frases lapidarias (Kira terminó varios paquetes de post-its para marcarlas) y también se le puede achacar un gusto muy pedante por citar y situarse entre referentes de altura (Hugo, Voltaire, Molière...) con bastante frecuencia y ni gota de pudor.


Balzac, Honoré de. Las ilusiones perdidas.
Barcelona: DEBOLSILLO, 2007.
752 p.
ISBN: 9788483464298

Je t’aime je t’aime, Oh oui je t’aime - Moi non plus - Oh mon amour... la Birkin y Gainsbourg maúllan como gatos en celo. Oh oui, oui, Las ilusiones perdidas nos gustó, pero como la escritura de Balzac, en La Sartén Littéraire somos muy dados a irnos por las ramas, así que terminamos hablando del libro y de mil cosas más: nuevas lecturas, música, películas por ver, series de televisión, muchas series... Honorato, ¿miramos la tele un rato?


Y para la próxima reunión sartenera, escoge Toronto y nos vamos todos al Canadá con El quinto en discordia de Robertson Davies.

jueves, 14 de octubre de 2010

Chicas y chicos, al salón

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Chez Madame d' Insonrible
Domingo 17 de octubre,
a partir de las 14:00 horas.

Retrato de Delphine de Girardin (1804-1855),
por Louis Hersent (1777-1860)


Allons enfants de la Patrie,: Le jour de gloire est arrivé! Sí, después de unas largas vacaciones de verano y parte del otoño, llega por fin una nueva reunión de La Sartén Littéraire. Amantes todos y poseedores algunos de lenguas tan afiladas como la pluma de Balzac, charlaremos sobre su enciclopédica visión de la comedia humana en Las ilusiones perdidas.

Retrato de Juliette Récamier,
por el barón Gérard (1802)

"Los últimos salones literarios dignos de ese nombre, bajo la Restauración, fueron los de Juliette Recamier y Delphine de Girardin, a los que asistió regularmente, entre otros, Théophile Gautier, Honoré de Balzac, Alfred de Musset, Victor Hugo, Laure Junot Abrantes, Marceline Desbordes-Valmore, Alphonse Lamartine de, Jules Janin, Jules Sandeau, Franz Liszt, Alexandre Dumas, George Sand y Hamelin Fortunée. "*

Así que, almidonen las enaguas, madames; cepillen los redingotes, monsieurs... luzcan sus mejores galas bajando por las ramblas en el carruaje que les llevará hasta le salon littéraire de Madame d' Insonrible, la plus française salonnière de la ville de Barcelone!
Au revoir!


*Imágenes y texto: Femmes et salons littéraires

sábado, 9 de octubre de 2010

Curiosas especies morales

Raymond Savignac
Le Figaro

Lucien de Rubempré quiso triunfar como poeta, pero el éxito fulminante (y el declive) le llegó ejerciendo de periodista. En Un gran hombre de provincias en París, la segunda parte de Las ilusiones perdidas, Balzac muestra al detalle el ambiente periodístico del París del siglo XIX.
Este año 2010, la editorial zamorana Comunicación social publicó por primera vez en castellano un estudio que Balzac escribió en 1843 dedicado exclusivamente al gremio:

Balzac, Honoré de
Monografía de la prensa parisina [Los periodistas]. Manganeses de la Lampreana: Comunicación social, 2010. (Historia y presente; 4). 192 pág. ISBN: 978-84-96082-43-4

Aquí va un extracto de un artículo aparecido en La opinión de Zamora a raíz de la publicación del libro:

"Por sus páginas desfilan los distintos arquetipos de periodistas de la época «bajo la mirada ácida e irónica de Balzac, quien también se dedicó al periodismo y cuyas empresas acabaron todas en la ruina económica». Balzac no deja «títere con cabeza» en su descripción de la «fauna» periodística y las formas en las que este oficio se desarrollaba entonces. «Los paralelismos que el lector encontrará entre esa Prensa del pasado y el actual estado de la profesión no le dejará indiferente».

El tono irónico que recorre toda la obra se aprecia también en su propia estructura narrativa al organizarse el texto según los criterios habituales analítico-descriptivos de las ciencias naturales de comienzos del siglo XIX: géneros, subgéneros y variedades, y aderezándose la narración con diferentes axiomas en los que Balzac extrae conclusiones rotundas como ésta: «Se matará a la prensa como se mata a un pueblo: dándole la libertad». Balzac presta a la prensa «la misma atención que la zoología ha dedicado a las monografías de los anélidos, de los moluscos, de los entozoarios, y en la que no podían faltar tan curiosas especies morales».

Según el editor, «nos encontramos ante una obra audaz y divertida, irónica y mordaz, e imprescindible para conocer más de cerca la historia de la prensa. Y todo ello a través de la pluma de una de las grandes figuras de la literatura francesa, Honoré de Balzac».
En esta Monografía inédita hasta ahora en España, el autor divide la prensa parisina en dos géneros fundamentales: el género publicista y el género crítico. Entre las diferentes variedades de periodistas, Balzac diferencia, entre otros muchos, al tenor (editorialista), al nadólogo, al director-redactor en jefe-propietario-gerente, al panfletario, al crítico de rancio abolengo, al joven crítico rubito, al bravo y al guerrillero."*

*Gómez, I. Los periodistas según Balzac. En: La opinión de Zamora, 1 de Febrero de 2010.