Iba siendo difícil de encontrar algo de comer en Marte... hasta que el emprendedor de Parkhill, uno de los astronautas de la cuarta expedición, se decidió a abrir el que tenía que ser el negocio galáctico del siglo XXI: ¡un puesto de hot dogs!
Y si repasamos la comida que ha desfilado por la Sartén Littéraire, sea frankfurt alemán, sea hot dog americano... ¡casi siempre acaba apareciendo la dichosa salchicha!
Después de homenajear a Lord Byron, le tocó el turno a Edgar Allan Poe en el doblemente fantástico e infinitamente maravilloso cuento Usher II. El protagonista se construye una casa en Marte a imagen y semejanza de la casa Usher de Poe. Además, en este mismo cuento, Bradbury habla por primera vez de la quema de libros, un tema que daría lugar, tres años más tarde, a una de sus mejores novelas: Farenheit 451.
Atención sartencitos y amigos lectores en general,
Pues sí, Crónicas marcianas tuvo también su adaptación cinematográfica, pero fue en forma de miniserie para la pequeña pantalla, en el año 1980. Tres únicos capítulos dirigidos por Michael Anderson, realizador británico muy dado al género fantástico que tiene en su haber varias adaptaciones de novelas de Julio Verne, La fuga de Logan (esa joya scf kitsch setentera) o también (las daremos por extraterrestres...) Las sandalias del pescador, quizás su película más famosa, que fue seguida por la menos conocida La papisa Juana, seguro que para aprovechar el tirón místico.
Crónicas marcianas, la miniserie, estuvo protagonizada nada más ni nada menos que por Rock Hudson. El gran actor y galán de la época dorada de Hollywood sobre el que la madre de Samedimanche dijo una vez: ¡¿Rock Hudson maricón!? Hay que ver qué pena, con lo guapo que era. Interpreta el papel del coronel John Wilder y entonces tenía 55 años. Cinco años antes de morir a causa del SIDA. Pero no negarán que aún peinando canas, Hudson conservaba intactos su atractivo y saber hacer. O en todo caso, peor aparece el marciano! No le miren a los ojos, pide a gritos que alguien le traiga de la Tierra un buen colirio.Y qué me dicen de la moda en Marte, esa caída de la túnica marcando pezón, más que unisex, directamente transex. Eso sí, muy limpio, hasta lleva la manicura francesa! Y el peinado, muy cómodo. Sin palabras para la escenografía y los efectos especiales... Así empezaban los ochenta, que década tan gloriosa! Aunque no les extrañe si hoy es considerada una serie de culto, suele pasar. En fin, de lo que pueden estar seguros es que lo mejor sin duda son las bonitas palabras que un día escribió Ray Bradbury, escuchen si no:
Jackson, Shirley. Siempre hemos vivido en el castillo. Traducción del inglés de Paula Kuffer. Barcelona : Minúscula, 2012. (Tour de force; 3). 224 p. ISBN: 9788495587893. 18,50 €.